Se te va la fuerza por la boca.
No es verdad. Se me va la fuerza por cada poro. Estoy cansado, aburrido, peor aun, descreído
¿Por eso no aprestaste el gatillo?
Puede ser.
¿Puede ser? Ni siquiera en esa actitud te reconozco. Tenemos que hacer algo o te van a terminar pegando un tiro o abriéndote la garganta con una hoja roñosa.
Te lo agradezco, Jonás, de corazón, pero ya es tarde. Los dos sabemos que la primera duda es el aviso final.
¡No jodas! Estamos hablando de ciclos.
De ciclos no. No te engañes, se trata de una línea continua, una línea tenue con su principio y su final y sobre todo con sus pendientes. Nada se repite y sólo hay que estar atento a uno mismo para saber cuando la línea ha tomado decididamente la cuesta abajo.
Estos se arregla con un par de cervezas y una buena mamada de la rubia aquella del 7 y medio.
Eres incansable. Esto no se arregla. lo dejo.
Sabes que no puedes decirme eso.
Ya lo sé.
Sabes que al final me va a tocar a mi arreglar este marrón.
Lo sé.
Y arreglar significa quitarte de en medio.
Lo sé. Lo he sabido siempre.
Entonces ¿por qué te empeñas?
Déjalo, vamos a por esas cervezas y la rubia que dices, que por cierto se llama Julia y de francés nada.
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