El día se escondió en el silencio
como si su intención de luz hubiese muerto
vistió su manto de soledad desacostumbradamente
y murió
murió arrastrándose por la oscuridad de la noche
para perderse
para perdernos
se escondió en nuestro silencio
haciéndose así cómplice de su muerte
se envolvió en su propio útero de sol
y se fue apagando lentamente detrás de la última idea.
Podríamos habernos engañado como hicimos en otras ocasiones
podríamos haber dicho cualquier absurda pulcritud
pero son embargo todos sabíamos verdaderamente lo que pasaba
sabíamos, porque nos lo contaron hace tiempo
que el día se escondería en el silencio para morir
La señal, pues, había sido dada
no había tiempo para el último beso
las miradas, las intenciones, los gestos
celosamente ensayados y ejecutados
habría de quedarse atrás
y pareció como si todo a nuestra espalda se difuminase
la historia, los recuerdos, todo el tiempo hasta el día de hoy.
Y lo abandonamos todo a su destino.
PORQUE ERA NECESARIO HUIR.
LA LLEGADA
Los sauces, los chopos, las flores
y todos los vegetales
las ranas, los mirlos, los ánades
y todos los animales
los ríos, los montes, las llanuras
y todos los accidentes
el viento, el frío, la nieve, la lluvia
y todos los meteoros
los ríos, los mares
el agua
todo aquello que era vida
se dispuso para el día de la llegada.
Y cuando pensaba en ti
todo el mar se me subía a la frente
y recordaba tu cabello
tus ojos puestos más lejos de mi
como si algo más allá te preocupase
y recordaba tus manos
y cuando pensaba en ti
estaba en ti misma
y volaba en tu mar
viento
barca
viento.
Cuánto tiempo sin un beso
Desde mucho más lejos que el recuerdo
a invención, la imaginación o los mitos
desde mucho más lejos que dios
y en forma de luz
llego el hombre.
Instaló sus ojos en las flores
acomodó sus senos entre los altos montes
entre los mares y los ríos afianzó sus manos y sus dedos
dejó posar lentamente sus labios entre los bosques de encinas
hundió sus caderas entre las hierbas
en los collados situó su orgullo
y estableció su cabeza como si de una señal se tratase
en el corazón mismo de la muerte.
Solamente aquí y ahora empezó a existir el tiempo
y en los días siguientes a la llegada
inventó el hombre la palabra
y con la palabra empezó el amor
y todo
los vegetales, los animales, los accidentes y los meteoros
vieron cómo el hombre ocupó el vacío.
PORQUE ERA NECESARIO AMAR.
LA ESTANCIA
PODRÍAMOS HABERNOS ENGAÑADO COMO HICIMOS EN OTRAS OCASIONES
PODRÍAMOS HABER DICHO CUALQUIER ABSURDA PULCRITUD
PERO SIN EMBARGO TODOS SABÍAMOS VERDADERAMENTE LO QUE PASABA
SABÍAMOS, PORQUE NOS LO CONTARON HACE TIEMPO,
QUE EL DÍA SE ESCONDERÍA EN EL SILENCIO PARA MORIR
Recuerdo de aquél tiempo esa invariable necesidad de amarte
recuerdo, incluso ahora, tu mirada ligeramente irónica.
Nunca supe por qué mirabas así
tal vez el miedo a sentirte aplastada por el barro
te hiciese doble y secreta
tal vez vivir golpease tu luz constantemente.
Recuerdo de aquel viento esa invariable necesidad de muerte
recuerdo, incluso ahora, todo el peligro de tu cuerpo.
Nunca supe por qué te amaba
nunca supe a ciencia cierta si amar era romper con todo
o integrar el caos dentro de mi cabeza
pero sobre todo de aquel tiempo te recuerdo a ti.
Aquel viento nos trajo la noticia
viajó hasta nosotros en una caravana de muerte
que arrasó los montes
y los pájaros
y las nubes
dejó helado palmo a palmo todo nuestro cuerpo
todos nuestros últimos rincones
y la esperanza.
Aquel sable de hielo fue el mensajero
y por fin nos dimos cuenta de todo
y pensamos en aquellos cuentos que siempre escuchamos
en aquellas fábulas sobre el final
todo aquello que nos parecía tan remoto.
El viento silbaba entre nuestros cuerpos
como si entre los témpanos pasase
y llegó el silencio.
No se podía decir que allí la vida fuese dura
ni siquiera que hubiese más tristezas que alegrías
creo, sinceramente, que no había motivo para la queja
pero sin embargo, sin embargo todos sentíamos en el fondo
aquella insatisfacción
aquél oscuro sentimiento de desánimo
sentíamos que dentro de nosotros se gestaba el principio del fin.
Quizá por eso nunca hablábamos del tema
aunque sabíamos por las miradas
-el silencio de los labios
hacía gritar a los ojos-
que todos sentíamos lo mismo,
sería esto sin duda lo que nos hacía estar más unidos
y a la vez más solos, ajenos a todo
y así nació el miedo
y creció, creCIÓ. CRECIÓ
hasta hacerse mucho más fuerte que la luz
y con las sombras vino el recelo.
La intranquilidad y la agitación
corrieron por nuestras venas
como si de negros linfocitos se tratase
se acabaron entonces las alegres correrías primaverales
las tardes contigo en ti
los azules besos entre las jaras
se acabó tu cuerpo caliente
se acabaron los sorbos de aquél licor
tan denso
…y uno de aquellos días llegó el invierno.
LA HUIDA
LA SEÑAL PUES, HABÍA SIDO DADA
NO HABÍA TIEMPO PARA EL ÚLTIMO BESO
LAS MIRADAS, LAS INTENCIONES, LOS GESTOS
CELOSAMENTE ENSAYADOS Y EJECUTADOS
HABÍAN DE QUEDAR ATRÁS
Y PARECIÓ COMO SI TODO A NUESTRA ESPALDA SE DIFUMINASE
LA HISTORIA, LOS RECUERDOS, TODO EL TIEMPO HASTA EL DÍAS DE HOY
Y LO ABANDONAMOS TODO A SU DESTINO.
Porque era necesario huir.
Los solitarios bosques de los nortes
los frondosos arbolados de los climas templados
las selvas tórridas de los trópicos,
huir, huir por todos los bosques
bosques que nos hacen sombras con sus ramas
sombras de silencio inhóspito en los húmedos atardeceres.
Anduvimos por todos los bosques del cosmos
intentamos subir por los altos riscos de la cárcava
bajamos hasta las verdes praderas del llano
huir, huir por todos los caminos sin sol
no parar por no quedarse
no quedarse por no recordar
no preguntar para no morir
huir, huir siempre de nosotros mismos.
Anduvimos por todos los caminos sin sol
incluso a veces campo a través vagamos infructuosamente
vadeamos los ríos y atravesamos aquellos inmensos mares
que en otro tiempo ignoramos
huir, huir la vida errada sin luz, sin sol, en el silencio.
En el fondo de nuestra tristeza latía invariablemente
desde el primer momento
una incesante necesidad de rectificar
de empezar de nuevo la vida, de corregir el vidrio
de intentar rehacer nuestro último poema de amor.
Mientras paso a paso dirigíamos nuestros cuerpos hacia el fin
en el silencio de nuestro agujero
vaciamos todos nuestros antiguos errores
sufríamos en soledad la amargura de la impotencia.
Huíamos durante horas, días, años
quien sabe si la huida tiene alguna vez fin
quien sabe si cada paisaje nos alejaba más de la verdad.
Quien sabe si cada paso no era sino un disparo de miedo
una impotente forma de querer volver hacia quién sabe donde
quién sabe si aquellas largas andaduras de polvo
no eran sino la muerte.
ENTONCES TÚ TE ABRISTE COMO SI DE UN ARCA SE TRATASE
DESPLEGASTE TUS MANOS, TU BOCA
TU SEXO, TU CUERPO ENTERO CONTRA EL SILENCIO
MOSTRASTE TODA TU INMENSA LUZ INTERIOR.
CONTRA LAS SOMBRAS TU LUZ
Y AL CALOR DE TU VIDA NACIÓ DE NUEVO LA ESPERANZA.
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