Trilogía

El día se escondió en el silencio



como si su intención de luz hubiese muerto



vistió su manto de soledad desacostumbradamente



y murió



murió arrastrándose por la oscuridad de la noche



para perderse



para perdernos



se escondió en nuestro silencio



haciéndose así cómplice de su muerte



se envolvió en su propio útero de sol



y se fue apagando lentamente detrás de la última idea.



Podríamos habernos engañado como hicimos en otras ocasiones



podríamos haber dicho cualquier absurda pulcritud



pero son embargo todos sabíamos verdaderamente lo que pasaba



sabíamos, porque nos lo contaron hace tiempo



que el día se escondería en el silencio para morir



La señal, pues, había sido dada



no había tiempo para el último beso



las miradas, las intenciones, los gestos



celosamente ensayados y ejecutados



habría de quedarse atrás



y pareció como si todo a nuestra espalda se difuminase



la historia, los recuerdos, todo el tiempo hasta el día de hoy.



Y lo abandonamos todo a su destino.



PORQUE ERA NECESARIO HUIR.



LA LLEGADA



Los sauces, los chopos, las flores



y todos los vegetales



las ranas, los mirlos, los ánades



y todos los animales



los ríos, los montes, las llanuras



y todos los accidentes



el viento, el frío, la nieve, la lluvia



y todos los meteoros



los ríos, los mares



el agua



todo aquello que era vida



se dispuso para el día de la llegada.



Y cuando pensaba en ti



todo el mar se me subía a la frente



y recordaba tu cabello



tus ojos puestos más lejos de mi



como si algo más allá te preocupase



y recordaba tus manos



y cuando pensaba en ti



estaba en ti misma



y volaba en tu mar



viento



barca



viento.



Cuánto tiempo sin un beso



Desde mucho más lejos que el recuerdo



a invención, la imaginación o los mitos



desde mucho más lejos que dios



y en forma de luz



llego el hombre.



Instaló sus ojos en las flores



acomodó sus senos entre los altos montes



entre los mares y los ríos afianzó sus manos y sus dedos



dejó posar lentamente sus labios entre los bosques de encinas



hundió sus caderas entre las hierbas



en los collados situó su orgullo



y estableció su cabeza como si de una señal se tratase



en el corazón mismo de la muerte.



Solamente aquí y ahora empezó a existir el tiempo



y en los días siguientes a la llegada



inventó el hombre la palabra



y con la palabra empezó el amor



y todo



los vegetales, los animales, los accidentes y los meteoros



vieron cómo el hombre ocupó el vacío.



PORQUE ERA NECESARIO AMAR.



LA ESTANCIA



PODRÍAMOS HABERNOS ENGAÑADO COMO HICIMOS EN OTRAS OCASIONES



PODRÍAMOS HABER DICHO CUALQUIER ABSURDA PULCRITUD



PERO SIN EMBARGO TODOS SABÍAMOS VERDADERAMENTE LO QUE PASABA



SABÍAMOS, PORQUE NOS LO CONTARON HACE TIEMPO,



QUE EL DÍA SE ESCONDERÍA EN EL SILENCIO PARA MORIR



Recuerdo de aquél tiempo esa invariable necesidad de amarte



recuerdo, incluso ahora, tu mirada ligeramente irónica.



Nunca supe por qué mirabas así



tal vez el miedo a sentirte aplastada por el barro



te hiciese doble y secreta



tal vez vivir golpease tu luz constantemente.



Recuerdo de aquel viento esa invariable necesidad de muerte



recuerdo, incluso ahora, todo el peligro de tu cuerpo.



Nunca supe por qué te amaba



nunca supe a ciencia cierta si amar era romper con todo



o integrar el caos dentro de mi cabeza



pero sobre todo de aquel tiempo te recuerdo a ti.



Aquel viento nos trajo la noticia



viajó hasta nosotros en una caravana de muerte



que arrasó los montes



y los pájaros



y las nubes



dejó helado palmo a palmo todo nuestro cuerpo



todos nuestros últimos rincones



y la esperanza.



Aquel sable de hielo fue el mensajero



y por fin nos dimos cuenta de todo



y pensamos en aquellos cuentos que siempre escuchamos



en aquellas fábulas sobre el final



todo aquello que nos parecía tan remoto.



El viento silbaba entre nuestros cuerpos



como si entre los témpanos pasase



y llegó el silencio.



No se podía decir que allí la vida fuese dura



ni siquiera que hubiese más tristezas que alegrías



creo, sinceramente, que no había motivo para la queja



pero sin embargo, sin embargo todos sentíamos en el fondo



aquella insatisfacción



aquél oscuro sentimiento de desánimo



sentíamos que dentro de nosotros se gestaba el principio del fin.



Quizá por eso nunca hablábamos del tema



aunque sabíamos por las miradas



-el silencio de los labios



hacía gritar a los ojos-



que todos sentíamos lo mismo,



sería esto sin duda lo que nos hacía estar más unidos



y a la vez más solos, ajenos a todo



y así nació el miedo



y creció, creCIÓ. CRECIÓ



hasta hacerse mucho más fuerte que la luz



y con las sombras vino el recelo.



La intranquilidad y la agitación



corrieron por nuestras venas



como si de negros linfocitos se tratase



se acabaron entonces las alegres correrías primaverales



las tardes contigo en ti



los azules besos entre las jaras



se acabó tu cuerpo caliente



se acabaron los sorbos de aquél licor



tan denso



…y uno de aquellos días llegó el invierno.



LA HUIDA



LA SEÑAL PUES, HABÍA SIDO DADA



NO HABÍA TIEMPO PARA EL ÚLTIMO BESO



LAS MIRADAS, LAS INTENCIONES, LOS GESTOS



CELOSAMENTE ENSAYADOS Y EJECUTADOS



HABÍAN DE QUEDAR ATRÁS



Y PARECIÓ COMO SI TODO A NUESTRA ESPALDA SE DIFUMINASE



LA HISTORIA, LOS RECUERDOS, TODO EL TIEMPO HASTA EL DÍAS DE HOY



Y LO ABANDONAMOS TODO A SU DESTINO.



Porque era necesario huir.



Los solitarios bosques de los nortes



los frondosos arbolados de los climas templados



las selvas tórridas de los trópicos,



huir, huir por todos los bosques



bosques que nos hacen sombras con sus ramas



sombras de silencio inhóspito en los húmedos atardeceres.



Anduvimos por todos los bosques del cosmos



intentamos subir por los altos riscos de la cárcava



bajamos hasta las verdes praderas del llano



huir, huir por todos los caminos sin sol



no parar por no quedarse



no quedarse por no recordar



no preguntar para no morir



huir, huir siempre de nosotros mismos.



Anduvimos por todos los caminos sin sol



incluso a veces campo a través vagamos infructuosamente



vadeamos los ríos y atravesamos aquellos inmensos mares



que en otro tiempo ignoramos



huir, huir la vida errada sin luz, sin sol, en el silencio.



En el fondo de nuestra tristeza latía invariablemente



desde el primer momento



una incesante necesidad de rectificar



de empezar de nuevo la vida, de corregir el vidrio



de intentar rehacer nuestro último poema de amor.



Mientras paso a paso dirigíamos nuestros cuerpos hacia el fin



en el silencio de nuestro agujero



vaciamos todos nuestros antiguos errores



sufríamos en soledad la amargura de la impotencia.



Huíamos durante horas, días, años



quien sabe si la huida tiene alguna vez fin



quien sabe si cada paisaje nos alejaba más de la verdad.



Quien sabe si cada paso no era sino un disparo de miedo



una impotente forma de querer volver hacia quién sabe donde



quién sabe si aquellas largas andaduras de polvo



no eran sino la muerte.



ENTONCES TÚ TE ABRISTE COMO SI DE UN ARCA SE TRATASE



DESPLEGASTE TUS MANOS, TU BOCA



TU SEXO, TU CUERPO ENTERO CONTRA EL SILENCIO



MOSTRASTE TODA TU INMENSA LUZ INTERIOR.



CONTRA LAS SOMBRAS TU LUZ



Y AL CALOR DE TU VIDA NACIÓ DE NUEVO LA ESPERANZA.